sábado, 27 de septiembre de 2014

Un casal de palomas

En sábado pensando en los más pequeños.

Esa tarde estábamos todos adentro cuando escuchamos un fuerte aleteo en la parte posterior de la casa. Inmediatamente fuimos a ver de qué se trataba. ¡Qué escena tan horrible tenía ante mis ojos!
Yo tendría unos diez años cuando mi madre compró un casal de palomas cuya raza ignoro
pero no eran palomas comunes. Tal vez hayan sido unas tórtolas. Macho y hembra lucían su hermoso plumaje matizado en gris con el pecho blanco y una franja negra con borde blanco alrededor del cuello. Eran unos ejemplares muy bellos y en casa soñábamos con ver sus crías.
Pero aquella tarde nuestro sueño se truncó. Tras escuchar el fuerte aleteo corrimos a ver que pasaba y para nada nos gustó la escena. Pequeñas plumas que flotaban en el aire y tendido sobre el piso de la jaula el cuerpo inmóvil, nunca supe si del macho o de la hembra, en tanto la otra avecilla permanecía temblorosa en un rincón de la jaula. Un depredador había entrado a hurtadillas y abriendo la pequeña puerta de la jaula atacó a las aves tomando una de ellas por la fuerza causándole una terrible herida. Luego huyó a toda prisa en lo que sintió nuestras pisadas. Todos en casa nos sentimos muy tristes.
Con el paso del tiempo aprendí que cosas semejantes le ocurren a las personas cuando hay otras que abusan, agreden o pretenden sacar partido de otros más débiles o de quienes ocasionalmente ocupan una posición inferior o están en desventaja. Felizmente los seres humanos no estamos enjaulados, tenemos familia que nos apoya, personas con quienes podemos hablar y nuestro Padre celestial nos ha dotado de intuición e inteligencia, pues nos hizo a su imagen y semejanza; de manera que podemos enfrentar situaciones difíciles y salir airosos. Tenemos además el recurso de la oración, podemos orar y pedirle en el nombre de Jesús su dirección y protección todos los días de nuestra vida.
La Biblia dice que mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que domina su espíritu, que el que toma una ciudad (Proverbios 16:32).

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