Ninguno quería perderse sus clases que incluían todas las materias: sobre el reino animal, botánica, geografía, historia, astronomía, matemáticas, etc.
Todos querían estar a los pies de su maestro. Juan lo escuchó hablar de los pájaros, que no plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta; ¡cuánto más nuestro Padre celestial cuidará de nosotros que somos mucho más valiosos que ellos! Asimismo escuchó a Jesús referirse a sí mismo como la mata de uvas de la cual Dios el Padre celestial es el labrador y nosotros, los hijos de Dios, somos sus brotes tiernos; prometiéndonos que si permanecemos adheridos a Cristo, el Padre celestial cuidará de nosotros y produciremos mucho fruto. Juan escuchó a Jesús cuando pronunció la parábola del sembrador la cual nos enseña que así como hay diversos tipos de suelo y cada semilla germina y crece según el tipo de suelo donde está sembrada, del mismo modo la actitud de cada persona hacía la palabra de Dios cuando es predicada, determinará la bendición que recibirá esa persona y cuánto fruto producirá en la vida.
El amado Juan estuvo presente cuando Jesús enseñaba que la Ley, los profetas y todos los escritos históricos del Antiguo Testamento hablan acerca de Él y su obra redentora en la tierra. También le escuchó decir que debemos amar a nuestros enemigos, actuando como verdaderos hijos del Padre celestial que da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual. Juan aprendió de Jesús que en las matemáticas divinas, el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de él, ése la salvará. Con lo cual entendemos que no podemos valorar más la cosas pasajeras de esta vida que el vivir adherido a Cristo Jesús todos los días.
Este discípulo mantuvo una relación muy cercana a Jesús, el Hijo de Dios. Fue testigo de milagros que Jesús hizo. Se mantuvo firme con él durante su crucifixión y lo vio en diversas ocasiones después que resucitó. De los doce discípulos que anduvieron con Jesús, Juan fue el último en morir después de haber vivido hasta avanzada edad. ¿Y como resume su experiencia de haber vivido tan cerca de su Maestro, después de haber visto al Padre celestial en la persona de su hijo Jesucristo?
En una frase de sólo tres palabras tenemos la respuesta. Juan dijo: DIOS ES AMOR. Es que sólo un Dios que es amor pudo hacer lo que hizo nuestro Padre celestial que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Lee 1 Juan 4:8 y Juan 3:16).

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