jueves, 15 de mayo de 2014

EL VALOR DE LAS PALABRAS

El lenguaje que utilizamos para hablar con los niños es fundamental si queremos sembrar en ellos principios y valores que perduren para toda la vida. Si queremos sembrar en ellos la semilla de fe, tomando en cuenta que la fe viene de escuchar la palabra de Dios. Y Dios para hablar utiliza siempre lenguaje humano.
Recordando lo que dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 13:11 debemos considerar que:
Un niño habla (se expresa) como niño
Un niño piensa (razona) como niño
Un niño juzga (entiende, interpreta) como niño

No podemos pretender entonces que un niño hable, piense y juzgue como adulto.

Líderes de ministerio infantil, maestros de niños, padres y madres, toda persona que sirva a los más pequeños deben interactuar con ellos en su propio vocabulario, ponerse a su mismo nivel para fijar fundamentos sólidos mediante experiencias que quedarán impresas para siempre en su memoria (en sus almas) hasta que lleguen a edad adulta y entonces -en lenguaje paulino- dejen lo que era de niño.

Es muy triste saber que hay millones de niños en el mundo entero que prematuramente han tenido que dejar lo que era de niño y mientras niños y niñas de su edad sólo piensan en jugar, los millones a que me refiero trabajan literalmente como esclavos -incluso explotados sexualmente- para engrosar las cuentas bancarias de seres sin escrúpulos que un día darán cuenta a Dios por sus obras impías.

Más gracias sean dadas a Dios por cada niño tocado por nuestro divino Maestro. Gracias por millares de niños en situaciones de riesgo en todo el globo que mediante la evangelización y la sana enseñanza de la palabra de Dios son traidos de vuelta a un mundo de posibilidades de dicha, salud y bienestar por el poder del evangelio.

Para quienes desean ser instrumentos de Dios sirviendo y bendiciendo a tantos niños que necesitan ser tocados por el poder transformador del evangelio es importante saber que el niño:
Habla (se expresa) como persona y por lo tanto debe ser escuchado
Piensa (razona) como persona y por lo tanto debe ser estimulado
Juzga (entiende, interpreta) como persona y por lo tanto debe ser tomado en cuenta

Son personas a quienes debemos y queremos alcanzar con el mensaje del evangelio de la paz. Personas, si. Pero son niños y niñas.

Aunque parezca mentira, una de las trabas que tenemos a la hora de evangelizar es precisamente el lenguaje que empleamos. Para ser más preciso, nuestro léxico evangélico. En tanto que el Verbo de Dios, su Palabra se hizo carne para darse a conocer; los evangélicos en cambio nos hicimos de un léxico particular. Un código que sólo puede ser decodificado por el pueblo evangélico y en algunos casos exclusivamente por los miembros de determinada denominación. Y queremos hablarles a personas que no conocen nada acerca de Dios y la Biblia con ese mismo lenguaje.

Hace unos cuantos años aprendí que si le pregunto a un niño si quiere aceptar a Cristo como su único y suficiente Salvador lo más probable es que no me entienda. Pero si le hablo en su propio vocabulario acerca de Jesús, de las cosas que él hizo según leemos en los Evangelios y finalmente le pregunto si quiere tener a Jesús como su amigo, las posibilidades de comprensión se acrecientan.

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